Lo divertido es que nunca sabes que puede pasar en una sesión. Cada sesión es única porque está al servicio de lo que sucede en ese momento. A veces son sesiones muy físicas, otras más sutiles, a veces un poco locas, siempre sanadoras y generadoras de un vínculo de amistad y confianza.

ANA SANZ GARRIDO

El pulso que ofrece Sanatha es como es como una corriente de agua fresca y pura, que recorre el cuerpo y el alma y nos lleva a un profundo estado de bienestar. Gracias, Gracias, por esta sensación de intimidad.

JUAN DELGADO MORENO

Para mi, trabajar con Sanatha es como quitarse capas y capas de abrigos pesados, que ahogan, como deshacerse de un corsé que no nos permite respirar, es dar voz al silencio, es arrojar luz a la oscuridad. Mi vida ha cambiado gracias a ella y al tratamiento que realiza , me ha enseñado a identificar mis sombras y mis miedos, y sacarlos de mi vida.

CRISTINA DE LA FUENTE ARRANZ

Después de una sola sesión con ella, sentí como si se aligerasen las cargas emocionales que acarreaba a mis espadas, encontrando un estado de maravilloso bienestar. Sin duda el mejor tratamiento que he probado, Sanatha con su pulso, ayuda a canalizar y dar paso a todo un torrente de energía positiva.

BEATRIZ R. PUENTES

Implantar un nuevo hábito en tu vida puede ser un gran desafío pero merece la pena. Yo ya lo he hecho y reconozco cuanto cuesta crear un hábito saludable. Muchas gracias por tu trabajo, me siento super bien. Te quiero.

BEBA YOLIS

Sanatha me ayudó con problemas de ansiedad que estaba teniendo. Durante la consulta ella identificó la causa de mi constante ansiedad y miedo de los que yo no era consciente. Haciendo estas prácticas me siento mucho mejor, más relajada y con más confianza en mi misma.

AURORA ROSALES

El Tibetan que he recibido de Sanatha toca la fibra profunda de la intimidad con nosotros mismos. Facilitando, a través del contacto, el pulso y la energía, bajar de la cabeza al cuerpo de forma meditativa y sensible. Creando un eco que en los días siguientes a la sesión facilita la sanación y la transformación.

JAIME GARCÍA DEL VALLE